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Los tulpas de los lamas tibetanos

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¿Sabes que es un tulpa? ¿Has escuchado hablar de Pie Grande o del Monstruo de Lago Ness?

Como tú sabes, la esencia de El Secreto es que nuestros pensamientos, emociones y creencias se materializan y que como siempre estamos pensando, siempre estamos creando.

Pues en este post conocerás acerca de ese poder creador de nuestros pensamientos y emociones.

Bueno, te diré que los tulpas son seres que se originan en la mente y,  luego, a través de una fuerte creencia y visualización, se transforman en verdaderas realidades físicas; o sea que son la materialización física de nuestros pensamientos y emociones. Cuantos más pensamientos, emociones y creencias se junten, con mayor realidad se mostrará esta materialización.

Bajo la concepción del mundo según los lamas, el universo en el que vivimos es una proyección creada por nosotros mismos, no hay fenómeno que exista si no es concebido por el espíritu humano.

Los tulpas son entidades creadas por la mente de los lamas y son generalmente utilizados como esclavos. Son figuras visibles, tangibles, creadas por la imaginación de los iniciados.

No se trata del caso de una persona o un grupo que hacen un gran esfuerzo en imaginar a un ser o en proyectarlo como una especie de alucinación grupal. No, se trata de una sola mente, o varias, que crean un ser viviente físico y real que, eventualmente, toma vida y cuyo poder aumenta a medida que más gente cree en su existencia. Por lo general, cuesta más trabajo eliminarlo que crearlo.

Para darte un ejemplo real te platicaré de una valiente aventurera, escritora, profesora, cantante de ópera, periodista e investigadora franco-belga, nacida en 1868, llamada Louise Eugénie Alexandrine Marie David, más conocida por su pseudónimo: Alexandra David-Néel.

Sus intereses ideológicos la atrajeron desde temprana edad y por medio de sus famosos viajes y largas estancias en el Tíbet fue adquiriendo gran conocimiento de los lamas budistas; aprendió  y experimentó lo que va desde el misticismo oriental y las técnicas de la mente sobre la materia, hasta las enseñanzas budistas, la espiritualidad y la cultura tibetana.

Sintiéndose cautivada por el concepto tibetano de tulpa, una entidad a la que se le podía otorgar existencia física a partir de la imaginación, David-Néel decidió experimentar el ejercicio de crear uno ella misma.

Los lamas budistas le advirtieron que era una enseñanza nada recomendable y que estas creaciones podían volverse peligrosas o incontrolables. Sin embargo, Alexandra estaba fascinada con la idea e ignoró la advertencia.

En su mente creó un pequeño monje simpático, regordete y encorvado, lo más inofensivo y amistoso posible. Entonces, comenzó a seguir una rutina de visualización y de concentración y, con el tiempo, llegó a manifestar y a ver al pequeño monje ya no como una imagen en su mente, sino como un ser tangible y viviente, separado de ella y tan real como el mundo dentro del cual comenzaba a habitar. Cuanto más lo visualizaba, más concreto y visible se tornaba.

Aquella entidad realizaba y respondía a los mandatos de su creadora. Con una sonrisa fija en su rostro, el monje accedía sin rechistar a lo que ella le ordenaba. Lamentablemente, comenzó a realizar actividades que no le habían sido encomendadas y tal era su independencia que aquel fantasma de apariencia corpórea empezó a ser confundido entre los demás monjes.

A medida que iba siendo más independiente, los rasgos físicos que aquel bonachón monje fueron cambiando y empezó a tener personalidad propia. Su afable sonrisa fue cambiada por otra más pícara, su mirada pasó a ser malévola y nada afable para todos los que convivían con aquel extraño ser. La propia Alexandra comenzó a sentir miedo.

En su libro, Magic and Mystery in Tibet, Alexandra David-Néel narra los seis duros meses que duró el invertir el proceso y conseguir que su creación se desvaneciera.

No hay nada extraño en el hecho que pueda haber creado mi propia alucinación. Lo interesante es que en estos casos de materialización, otras personas ven las formas de pensamientos creadas.”- declaró la antropóloga cuando posteriormente se le galardonaba con una medalla de oro por La Sociedad Geográfica de París y era nombrada Caballero de la Legión de Honor.

Como puedes ver, cuantos más pensamientos, emociones y creencias se inviertan en los tulpas, más reales y vivos éstos se harán. Es importante recordar que, una vez que empiezan a existir por cuenta propia, sin que quienes los crearon controlen cuándo aparecen y cuándo desaparecen, éstos dejan de ser imaginarios y ya no son tan fáciles de controlar o de eliminar.

Otros ejemplos de tulpas que me vienen a la cabeza son el famoso Monstruo del Lago Ness y el Abominable Hombre de las Nieves del Himalaya. Éstos fueron creados por el rumor y por la leyenda, y luego el incesante aumento del miedo y la creencia en su existencia les dieron vida.

Incluso del Yeti han sido fotografiadas sus enormes huellas sobre la nieve en las profundidades de la montaña, y ha sido visto repetida y fugazmente por los sherpas, oriundos del alto Himalaya.

Para concluir te diré que, puedes o no creer en estos seres; sin embargo, no puedes negar que todo lo que existe y que ha sido creado por el hombre en esta tierra comenzó con un simple pensamiento.


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